Manos a la obra. Pero y si ...

¿Qué hacemos? ¿Buscamos otro piso? ¿Reformamos éste? ¿O mantenemos los miniahorros en el banco y así cada dos años nos regalan una supervajilla diseñada por Agata Ruiz de la Prada? ... Yo que soy cagón, lo tengo claro: la vajilla.



Al final mi partner me convence que seremos más felices sin la vajilla de Agata y que si queremos podemos hacer obras y convertir un piso (que alquilamos por una temporada) en un HOGAR de nuestra propiedad.

¿Y si nos quedamos sin trabajo? ¿Y si viene una mala época? ¿Y si necesito el dinero para hacerme un transplante de pelo, un alargamiento de pene o ponerme tetas?



Es verdad. Tienes razón, comenta partner ¿y si te alargas los pelos, te trasplantas un pene o te peinas la tetas y te atropella un camión? ¿Qué tendrás? Y yo digo: la vajilla de Agata Ruiz de la Prada. Mientras respondo, me voy dando cuenta que si queremos, podemos.

Adelante. Pidamos presupuestos.
Como gran conocedor del mundo de las reformas, marco unos límites económicos: de aquí no pasamos. Y efectivamente, para comprar la vajilla de Agata Ruiz de la Prada ... y de ahí no pasamos. Hacemos números reales, pedimos varios presupuestos y, por supuesto, yo no tenía ni puta idea de lo caro que es hacer una reforma integral en un piso, aunque sea pequeño. Al final como explica mi partner en el primer post, no nos quedamos ni con el más caro ni con el más barato. Y creo que acertamos.



Tres ideas clave para acabar con éste post:

1) hacer reformas es caro, pero la ilusión crece al mismo ritmo que la cuenta corriente disminuye, y compensa.

2) he descubierto que tengo un séptimo sentido: 100% de errores a la hora de identificar como gais a los interioristas que nos hicieron presupuestos.

3) ¿sabéis de alguien que quiera una vajilla estupenda de Agata Ruiz de la Prada? la vendo a mitad de precio. Razón aquí.

P.D. ¿Alguien sabe si con la nueva normativa se puede utilizar la bombilla de toda la vida como icono de idea? ¿O se tienen que poner de bajo consumo?. Gracias.